miércoles, 7 de marzo de 2012

LA LLUVIA.

Está lloviendo, bajo la gran bóveda de la fantasía y
nosotros, nos mojamos, de momento.

La ilusión de una noche de invierno,
hace que el tiempo se detenga y caminar más despacio
cara a la realidad de siempre.

Enfrentarnos a las limitaciones milenarias;
acostumbrarnos a la ilusión de cada minuto, es toda una vida
necesaria para morir.

Empecemos de nuevo -con la vida-  porque la realidad
es como el suspiro de un beso:
Locos enamorados sentados en un parque perdidos en la gran ciudad.

La ciudad de hormigón  y de hierro,
donde se alberga a todos los seres abandonados,
sin morada alguna donde habitar, soñar y amar;
lugar que destruye las ilusiones del hoy y del mañana,
que es capaz de ahogarnos en su llanto individual, a diario.

Dejarnos sin aire, entre cristales; transparentarnos sin vernos.
Expongamos los sentimientos con la única salida:
Visualizar el amor humano capaz de mover
esa montaña de ilusiones y proyectos.

¿Una fantástica realidad?.   Está lloviendo y
los campos -secos-  empapan la lluvia del invierno.

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