sábado, 16 de agosto de 2014

Algunas Obras. II






Algunas obras.







Doble sentido.



Doble sentido.


Temprano me levanté, en las horas que el viento
hondean las oraciones, en el Himalaya.

Con los muertos en sus mesas y los carroñeros comen
elevando sus espíritus a lo más alto del cielo.

Ramas de rosas clorofilazas y el rojo de sangre derramada en un charco sin fondo.

Esplendores de  emperadores sin nada, saliendo de las sombras y  luz a la vez, medio dolor sin causas.

En las noches del tiempo, coloreado de negro azulado en las fuentes del alba.

Corre el caracol en las autopistas de hierros, deslizándose con las cuerdas de sedas, vigía en la noche el grillo canta.

Volar más bajo, tan alto el sol quema las pestañas, y las sombras del monte cae resbaladote al agujero de la risa.

Ámame solo para sentirte bien, que yo como del rió de puré sin sal y sin cuchara.

Doble sentido, sentido sin ti.    

  
Rafa Piedehierro. 2014-08-12

lunes, 27 de enero de 2014

GUETOS V

GUETOS. V


Los fastos-acólitos, peste actualmente entre los hombres que solo desean carnes podridas del manso de turno, seres implacablemente huraños de viles deseos sin esfuerzos mínimos, hondas de piedras sin rumbo ni fecha.

Seres despojados sin dolor ni principios, carecen de cerebros, porque el suyo se lo comieron los poderosos, económicos y religiosos, sin tregua ni descanso, amasando sin limite millones de seres sin rumbo.

Legos, venidos amenos, aparentando ser intelectos pulcros y bellos, falsos profetas de la lengua y lo escrito, con caducidad.

Fastos-acólitos, pegados a los olores mas profundo de la muerte, agujero negro que todo traga sin fin, engordando tanto, hasta reventar de mierda y putrefacto olor, podridos cuerpos en las cunetas de la clorofila y el azur.

Ordenantes de los menores deseos y lo opaco, tocando las campanas de corchos y aire, celebrando fiestas de sangre y vino, calendario con fechas sin orden.

Pompas y juegos, cáliz de sexo y caminos sin retornos.
Caretas multicolores revolotean, en la angustia de este cubo de plata sin brillo, hasta la madrugada y la alborada bese la luz del día.  

Mamarrachos del sol que  os quemáis, porque sois hielo sin vapor…

Rafael Piedehierro Holguera.

GUETOS IV




GUETOS. IV




La raya que divide todo, aquella con el dolor de piedra y llama de hielo.
Vísceras  acartonadas de agua de sabores pimientas amargas, la cuchilla desdentada en el bolso del travestido, desgarrado su cuerpo en las playas del olvido.
Aquellos de mirada dulce y rostros marcados por el tiempo, suena el silencio en los hogares desolados, jungla de supervivencia, ciudades salvaje atropello del hambre y el miedo.

La niebla aplasta el suelo en este día de espanto y dolor, abrirá la luz  la palabra y la palabra  cerrará la paz, aquellos que dialogando tartamudean  la verdad.
Cenizas  del ave fénix  queriendo volar al abismo, entre dudas y engaños suelo de rosas junto al yugo alado, mentiras asesinas en los senados, moscas, abejas, avispas, vuelan dentro de los cerebros cansados.

Aquellos como luciérnagas nocturnas buscando caminos que no existen, merodeando  en las horas del crimen, asesinos de la creación, con espadas opacas de la hipocresía y la falsedad anónima.

Somos  tan débiles en la inmensidad  amada  la clara  verdad del amor, que solo respiramos sensaciones mentales de un placer diminuto plano. Nos recuperamos lentos muy lento y despacio, amando ilusiones sin fronteras, en todo aquello que lo humano nos regala, la vida.

Aquellos de sabiduría estrechas que quieren ser presidentes y directores generales, que no ven más allá de sus narices largas, que les impiden hablar y razonar, porque se salieron del camino. Su creatividad es nula, y sus pensamientos son opacos.
Actualizar sus proyectos, conectar sus ideas, obtener sus beneficios, y  automáticamente caracol.
Escondidos en su caparazón de oro.


La vaga y fetiche resoluciones económicas, no salvaran al mundo, pero si enriquecerán a la mitad, y el resto sufrirá su lujuria y poder. Aquellos mitad cerebros, aquellos cerebros enteros para soñar y amar.
Aires con olores de selva  virgen,  despejaran  la usura y la  avaricia,  el canto de voces al unísono de un hombre lleno de amor y vida.
Aquellos de dulces palabras sin sombras, los mansos de papel filtros en sus manos llenas de lluvia.

Recreando el aletargo y la vagancia, parásitos del triunfo falso.
Lenguas de fuego desde el sol, nos premia auroras boreales desde el tierno universo.
Sin hablar  entendemos lo necesario, y sentimos para seguir amando desde este ocaso.
Dime de aquellos que sobran, en las colas del interminable pasado.
Hablar de los que están siempre llorando y llorar  por lo que están siempre callados.
Vasija vacía lleno cántaro.
La mente humana desaloja los océanos.
Somos ricos con un cerebro aún
Por descubrir.
Aquellos, aquellos que yo amo.

De día lloran solos, sin antojo.
La vida cotidiana los perturba  en su anhelo
al no poder mirar el aire puro y limpio
del mar, el cielo y el riachuelo juntos.
Aquellos que yo amo.






Rafael Piedehierro Holguera. 





GUETOS III



GUETOS. III




Aquellos de lenguas de plomo con palabras de agua devorando la historia condenada
de paseos interminables, locuras de sexo en los bosques.
Con ojos de búhos grandes sin ver nada en las noches del espanto, robo, crimen, atraco, violación, en este circo romano.

Despierten tempranamente los sonidos en el aire de plata, que ellos lloraran con lágrimas  acido del limón en la madrugada, un asiento solitario espera en el parque del suicidio amante.

Aquellos de presa fácil, que como ratas esperan en la esquina del ahogado, toro doblegado a la muerte en la playa sin arena, dejan los sueños de flores en el río dorado
sin remedios buscas un tesoro en la cueva de la muerte. Quiero regalarte un dolor imaginario, sin dulces palabras de aliento sorpresa en este valle sin luz, aquellos que envejecen en silencio, callados.

La manta espera cuerpos congelados, beso regalados  caminos imaginarios, miradas asesinas se cruzan enredándose en una espiral  de alambre
alerta el gallo superando el libro de una poesía que empuje a salvarnos.


Aquellos que consiguen hacerse  oír con orejas centinelas de poetas con cánticos apocalípticos denunciando la vida.
Silencioso río equilibrado, hueco pegajoso trazado, poema que desprende vísceras caliente, pública tristeza de engaño.

Secarse los océanos soplo de uñas ombligos cerrados, aquellos que se queden sin Otoño surco guardado  semilla del arado.
Ventanas cielo cerrado, se escapan las sonrisas, se ocultan las hojas de tus manos,

Aquellos de vientre que se hunden en sombras, caída de la piedra en el charco del dolor.
Chirriante pluma que corta el aliento, busca la voz y el abrazo, calientes oraciones en los templos plateados.
Apocalípticas palabras en los pulpitos falsos, rodeando el círculo vicioso del hambre humano.

El abrigo de lino en los cuerpos quemados de las guerras, fabrica de horrores de torturas y maltratos, muertes  asesinatos.
Enemigo del amor humano, del beso y el abrazo.

Aquellos de sobrada mentes blancas, de resplandor y lucha por la ternura, caricia, sensibilidad y voz baja.
Colibríes revolotean,
en el cielo opaco, de noches permanentes sin luna
Esperando un sol con mánales  de esperanzas.
El hombre gritando alaridos de socorros
¡Basta Ya!



               Rafael Piedehierro Holguera. 

GUETOS II

GUETOS II.


La maraña de los cimientos subterráneos.
Bordean el filo del cuchillo del viento.

Y los susurros mal olientes, destruyen la armonía y la recta, de un tiempo sin freno sin ruedas.
Aquellos los desmoralizados sin recuerdos, caminan en senderos, sumisos de un dios borracho de estrellas.

Aullidos sin voz de campanas que no suenan, dolor en la sombra que vive de recuerdos en desiertos olvidados con relojes sin horas

Aquellos con ojos que no ven nada, los de vueltas y media, sin llegar nunca a la entera.

Bubónicos inteligentes de plata y oro en las mentes, de serrín en la cabeza que comen  luces opacas, mendigando las sonrisas y miradas, abrazos falsos de celuloides y rosas.

Naturaleza de muchas cosas en bolsas de plástico,  llanto de alcohol con sonidos de auxilio en las calles, un cuervo en el tejado, vigila la noche.

Aquellos vacíos de agua, sin ideas ni luz, parásitos de la raza. Que viven de sangre ajena como una garrapata.
Oscuros huecos de silencios de tumbas y huesos.

El árbol  de mañana llora el roció de la noche, y la tenue luz de una alborada tímida nace.
Hay celos entre las hojas, y las ramas se pelean de un sol que no calientan a todas.

Aquellos de ojos lagrimados de pena, saliendo un aroma silvestre, libre sin herida ni roce, bronce poderoso de mentes fuertes, cicatriz  efervescente de líquido y cal,  blanqueando las noches.
Nuevo, roto, acristalados los biseles de las catedrales pobres y ricos puntales dorados plateados del que más tiene,

Aquellos que no tienen nada, que miran las paredes, consolándose con las campanadas, abrazos de hierro y bronce en la madrugada.
Besos prostituidos y caricias vendidas, en el fango miserable humano y subastado del mercado, del podrido falso amor.

Abrazos vendidos en  subastas baratas,  llenos de tristes sombras amargas, en un jardín negro y oscuro,  del opaco  salvaje sentir  humano.
Aquellos que chorrean savia humana en los troncos, piedras, y tapias, junto al surco receptivo del arado, tirados al cubo de plástico principio de vida,  ya encarcelados.

Tanto dolor por salvar, en los barrancos del olvido, ni antídoto, ni remedio, solo aceite caliente en la calle. 

Fragancias  de robo,  un callejón cerrado. Aquellos sin luz en los ojos y manos de guante blanco, privando  horizontes sellados.


             Rafael  Piedehierro Holguera. 

 


GUETOS I



GUETOS. I


Ellos los del desván que nunca suenan, con los dientes blancos sin comer.
Devorando ideas en los cajones del olvido, columpiando los sudores del espejo en las noches de sueños.


Ellos mareados de sombras que no caminan, dentro del tiempo sin vueltas ni copias en su derecha cósmicas de paraguas de hielo. Corren al tren de la esperanza sin retornos.

Ellos suenan con voces silenciosas, que rompen las paredes de los gritos, son reventadores, de mentes ingenuas del valor añadido a los huesos y el agua, impermeables lenguas de salivas amargas, les llenan los ojos del saber clandestino.


Inhumando los sabores en un paladar de plata, lleno de colores en cuerpos podridos.
Suenan las campanas en el desierto vacío, y la voz tenue de un ser olvidado, reclama su sitio.

Ellos los desheredados, los pobres llenos de heridas, calentando su vida en un cristal roto, charcos reflejándose la luna, cuchara de barro sin platos, ríos de lágrimas en el baso.

Mis pensamientos quiero que vuelen con alas de algodón
Cayendo una fina lluvia sobre ellas, caigan al vacío

Sobre un charco de lágrimas en el suelo, los de tu dolor.
Empapándome de ellas para vivir los sueños.

Ya no lloro, hace tiempo me he secado en el espacio.

Viviendo el amor por entero junto a tu cuerpo, sin venturas ni cuentos, tú ya eres un agujero.

Y yo mirando una estrella me quedo, en el Universo.

Ellos que acarician las soledades, los ecos.
Ventanas sin casas, huyendo de los miedos, veleta sin aire, sudor negro.
De los truenos al rayo, de la vida sin vida, de la muerte sin cantos.

Ellos maderas de ébano, de soles y recuerdos, viven en la jungla del topo en el subsuelo, descarnando sus gritos, harapos mugrientos de cardos y espinos.

Maneras, formas, ideas, preguntas, respuestas, soluciones, soluciones, a los GUETOS del Hombre en el planeta.

Ellos, Ellos, el Hombre sin remedio.




                                Rafael Piedehierro Holguera