Aquella tarde caracolas de mar volaban por el espacio, horas tempranas nos avisan.
Al día siguiente el aire sopla de levante, moviendo velas múltiples en el horizonte del agua.
Alto como una torre va Miguelillo por la playa, observa con
ojos vidriados la esperanza.
Altanero como una espada y fibroso, camina con pisadas firme
sin voz ni palabra.
Alguien le dijo al otro lado del océano hay una muralla,
llena de enormes piedras.
Altas como una torre fuerte y gruesa sin ventana.
Aleteaba con sus manos el loco de madrugada, sus manos
giraban alrededor de su cuerpo como un paraguas.
Alas de un pensador lleno de vida sin vida sin esperanza,
como el loco de Picasso.
Desnudo y orinado mojado hasta los pies descalzo.
Al Dios de los vencidos, un desafío honrado.
Moviendo el Universo plateado.
El viento se cruzaba en mil direcciones limpias y como un relámpago se iluminaba la calle.
Rostros sin
expresiones paseaban sin ruidos.
Pisadas huellas
indelebles dejaban por el camino.
Siempre el aroma de Tánger, en su mente loca de sabiduría
pasadas y vivencias comidas.
De día volaba el
machuelo con sus ojos vidrios, y su plumaje nuevo.
Olores a especies de colores tostados y ocres, rostros de
bronce iluminados por el Sol.
Cuerpos doblados en plata y blanco, y el negro como un
regalo desafiando al espacio dorado.
Paredes de tonos azules, nos recuerda a cielos y mares.
Gestos de vida, brillante alegrías cogidos de las manos,
energía positiva andando.
Lluvias de verano.
Luz seca abriendo veredas para caminar despacio, dentro del cántaro aguas y aires del pasado, lagrimas desterradas a los océanos.
En la plaza aves y reptiles, el calendario, el reloj, la sombra, se ha parado, Tánger camina lento y
despacio.
El profeta andaba y buscaba, su pelo rapta blanco trenzado, cabeza y barba
iluminada por el rayo.
Sabiduría andando, silueta difuminada, soporte transparente
y técnica mixta del pasado y presente.
Dejaba una huella de
dolor.
En el espacio ausente.
Entre la palabra la sonrisa y el llanto.
Silencio está cantado el gallo, solo en la alborada, me
recuerda a Granada su Albahicin y sus
gitanos.
Tornasoles giraban
alrededor de su figura y el aire modelaba los árboles quietos.
El mendigo lleno de todo y vacío de alimentos, caminaba
lento, muy lento.
Fuente de saber, universidad callejera con sangre, dolor, y miseria.
La sombra le acompaña y la tristeza es su compañera, truenos apocalípticos destruyen sus sueños, y su
libertad se revela, profetas de los
desiertos y los mares.
Poner orden en su cabeza, la dejadez, el miedo, golpea sus
pies desnudos en las aceras.
Es el testigo del
milagro de los panes y los peces, y no tiene que comerse, solo sudor y
barro a diario le acompaña.
Mañanas sin sombras, acarician sus miserias diarias, vientos de sabores tristes y húmedos en
su cabeza.
Profeta de Chaouen.
Sol con tormentas.
Ser humano abandonado.
De dolor y soledades desiertas.
Silencios rotos en estas calles estrechas, la montaña que se
toca con las manos y brota de ella el agua, blanca, azul, serena.
La llamada a la oración descalza la conciencia, aunque
libres, atados aún tronco florecido con mágicas recetas, creando con el viento
caricias en sus manos.
Levitando la tarde ha perfumado sus existencias.
Una mano poderosa, les lleva a crear y extasiar, la verdad
de una fe llena de esperanzas.
Primavera del profeta.
No son candados, ni si quiera son besos ni caricias que nos llegan, son ramas secas vidas enteras, sin fronteras.
Tánger dormida y despierta.
Media luna iluminada, el verdadero loco de Picasso, viviendo
la mañana resucitada.
Volveré despacio me sentaré en las puertas y ventanas de Chaouen, en sus silencios me dormiré.
II
Vientos de poniente
modelan la tarde, la autopista
acharolada brilla, y las imágenes
corren veloz ante nuestros ojos,
te miro pensando en ti, y eres ya una mujer, llena de todo, vaciándote lentamente, tu rostro sensible y tu pelo al
aire cuando abres la ventana.
A mi se me escapa una lágrima, corre despacio hacia mi barba blanca, tarde desconocida.
Esperando la alborada y el agua.
Cala-playa de Sines, hermosa arena donde el perro habla con las olas, desde su
atalaya aullidos de libertad con los
sonidos del mar.
Yodo y sal que sale húmedo con olor a algas.
Noventa y nueve
peldaños bajaban y subían, hacia
una verdad celestial con olores de cocina, tan cerca la mar y el
pescado lejos se comía-sardinas-asadas.
Se las comieron
todas, los portugueses
y los españoles mirando sin consuelo
Los caracoles pequeños en el plato, aguados con sal, uno a
uno fui comiendo y saboreando, mi mente olía
y olía, aquellas maravillosas sardinas asadas, mezcladas con el aire de
la noche, sueños delicados.
Arenas blanca joyas troceadas de caracolas con sal.
Zeus enfadado vomitando olas frías del Atlántico.
Olor a pescado frito y nuestros jugos gástricos no perdonaron.
Esta cruel hazaña de esa tarde de verano.
Velas y pescadores de
siempre, pueblo silencioso donde solo
las olas se oyen.
La brisa de la noche, las calles empedrada, con fados en el ambiente.
Un edificio de cristal
nos sorprende, copia alejandrina de una biblioteca llena de gentes.
Con tecnología vanguardista,villa-capitalina del futuro con trabajadores del presente.
Poniente y levante juntos, Sines costera besando el
océano.
Acariciando el viento
sus velas y barcos.
Llegó silencioso el
hippie, vestido con sus harapos, sucio, descalzo, la playa era su aseo.
Se desnudo y su pelo rapta lo envolvió, hasta la cintura y
el agua de la ducha cristalizaba su cuerpo, dándole golpes en la pared, limpiándolo, girando su cabeza para secarlo, remolinos al viento queriendo volar.
Hombre joven limpio y alado.
Maestro de día, de noche pensador-soñador de estrellas y
mares.
III
La fuerza de los sentimientos, amarran los lazos de unión de
todo.
Cuando habla el amor, todo es luz.
Nunca tristeza
ni desgarro.
Caminando juntos de las manos, acariciando la verdad dando
besos de ensueño nos vamos al
Mediterráneo.
Amor mío.
Soy feliz, porque te siento, y dentro de mi cerebro tienes siempre una habitación donde te llevo.
Los rascacielos
edificaciones que modelan el horizonte, el cielo brilla con la mar.
Esto es Benidorm de día, como duerme la noche.
Nos embarga, nos atrapa, nuestros ojos emocionados lloran de felicidad y gozo.
Tu mirada cristalina, miran mis ojos húmedos.
Queriendo volar hacia la libertad de los sentidos, las
emociones.
Visionando mi verdad a tú lado
Tú, resplandor de mis deseos
Línea horizontal sin
límite
Llenando el hotel de los sueños
Playa masificada de para soles y
hamacas
Cuerpos tumbados morenos, de sal-caracolas
Benidorm ciudad llena de
canciones-sueños.
La tarde llena de sol nos envuelve
con el agua
Mar Mediterráneo de temperatura suave
Color azul de playas de arenas
calientes
Las olas bravías y rebeldes
Nos la mandaba el viento enfadado,
su furia nos golpeaba
Los cuerpos plateados y brillantes
Mar de sal, conchas, algas.
La sirena plateada vino a llevarse
El precioso metal, entre sus aguas
azules
Corales silvestres
Aleteos suaves removiendo las
arenas
Robaron de tus dedos el símbolo de
un compromiso
Lleno de amor.
Paseos de olor caramelos sin fin,
caminando de pronto el dolor de esta anatomía mía
Llena de años se adolece y
duerme
Artroscópicamente solución de rodilla harta
de andar
Camine de nuevo silenciosamente
Veredas por venir, dando un nuevo horizonte limpio
Sin tropiezos ni caídas
Que miren mis ojos
Hacia delante todo.
Rafael
Piedehierro Holguera. Badajoz. Verano. 29-08-2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario