domingo, 29 de enero de 2012

PRÓLOGO


PRÓLOGO
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LA TRIDIMENSIONALIDAD DEL ARTISTA


RAFAEL PIEDEHIERRO HOLGUERA(Mérida, Badajoz, 1948) es autodidacta como escultor, pintor y dibujante. Desde 1973 hasta 1982 residió en Sant Celoni (Barcelona). Su estilo, en general, oscila entre el expresionismo más o menos estilizado  en sus esculturas, y el surrealismo de entrañables formulaciones mágicas. Juega un papel importante en la pintura y el dibujo tecnológico, utilizando en sus trabajos materiales como: lápiz, tinta, carbón, óleo... en otras ocasiones emplea para las esculturas: barro, hierro, bronce... Según Pilar Parcerisas, sus creaciones expresan el drama existencial del hombre... sin embargo, el artista, va y nos deja siempre una puerta a la esperanza, a pesar de los gestos desgarrados por el sufrimiento; cabe destacar, tanto en pintura como en escultura, un acertado talante crítico, encaminado a la reivindicación ecológica e injusticia social.

            Comentarios tan recurrentes y compartidos ocupan un lugar de atención en la obra extremeña de tan singular artista: 
           
       -Impresionante, Rafael!!. – Hallada una declaración, en Artistas de la Tierra, de Manuel Mata Gil, ante la contemplación de una de las obras de Piedehierro, titulada  “Cabeza”; otro ejemplo que  tomamos, es la magnífica fotografía titulada “Las puertas del olvido”.

 Se recogen palabras textuales, en el 2008, de Ángel González, que sumaron un efecto de reconocimiento, ante la extensa obra de Piedehierro:

                 Quien tenga hambre, que tan solo coma.
                 Quien tenga sed, pues eso que beba...

                 Quien dore el cristal del intelecto con frágiles diques,
                 que se desvele en las interminables noches del hierro...

Hermoso testimonio fue el comentario, en este caso, de Manuel Pacheco, en el cual escribe que Piedehierro origina sus propias vanguardias –y, ello, me consta- aunque, sigue diciendo, como todo verdadero creador ha bebido en las fuentes de los anteriores maestros.  
 Estos, entre otros muchos comentarios, perfilan el alcance  real del artista. Llegado a este punto, es cuando Manuel Pacheco  denominó a Rafael Piedehierro como el conquistador del barro, del hierro, del mármol, del bronce y de la geometría alfabetizada en nombres rectos, ondulados, mixtos y quebrados...

Mas Rafael no frena aquí su caudal artístico, ni mucho menos, pues, se sabe un conquistador nato de la materia y de la geometría, como bien lo escribiera, premonitoriamente, Pacheco; y, entonces, va,  abre otra puerta y

                detrás de la puerta hay una habitación sin suelo;
                si abres la puerta no sabes
               donde irá a parar tu cuerpo.
        
Esta puerta permanece abierta desde el 1973, y, con ello, el autor,  nos fue dejado unas tempranas participaciones colectivas, iniciadas, cuando Piedehierro contaba  veintitantos años de edad y, que bien merece destacar, como el inicio de una trayectoria literaria, llamada a ser la tercera dimensión del artista.   

                 Por lo tanto, Rafael Piedehierro Hoguera, en 1973, publica en Gallo de Vidrio(Revista poética, nº 15) Sevilla; también,  en 1975,  Hacia la luz, hacia la vida. En 1977, Libro Negro (Poemario colectivo) Sant Celoni. En 1978, Argaña (Co-Fundador de la Revista). En 1979, Escritos sin Forma (Poema río colectivo), los tres  poemas en Barcelona. En 1980, Correspondencia, Nº I (Poemario colectivo) Badajoz. En 2006, Laberinto de Sentimientos, Miradas de Nostalgia, Flores Nuevas, Días de Sol y en 2007, Mar de Nubes(Centro de Estudios Poéticos), los cinco poemas en Madrid. En 2007-2008 y 2009-2010, poemas colectivos en Momentos Literarios (Gran Café Victoria)Badajoz.

         Sin embargo hasta el 2011, Rafael Piedehierro, no nos sorprenderá con su caudal poético en solitario; y será con un poemario del calibre de la HORIZONTALIDAD SENTIDA, trabajo iniciado en el año 1985 y depositado en un cajón, como viene haciendo con, algunas, de sus creaciones literarias.
         
El cuadernillo consta de XIII partes, escrito en un lenguaje luminoso, atrayente; con un estilo cargado de simbología onírica y tecnológica; aparecen, también, rasgos expresionistas y surrealistas que guardan una sorprendente similitud con sus pinturas y esculturas. Si analizamos, por ejemplo, yéndonos  a la parte V, en ella observamos que vuelve a repetirse la angustia existencial del hombre, en versos como 

              ...vuestros hilos se romperán;
              vuestros cuerpos se desplomarán
              inexorablemente...                     

 En sus versos se percibe la sensibilidad del hombre sin prejuicios ni ataduras; buscador y salvador de libertades, consciente de un futuro que aguarda a la humanidad.
            
   ... aunque no podéis verme;
              aunque ignoráis mi existencia, terminaréis
              en el mismo lugar...              
                 
        Y volviendo a lo que decía Pilar Parcerisas en el comienzo del prólogo, en el caso  de la HORIZONTALIDAD SENTIDA, comprobamos como el autor va y nos deja una puerta abierta a la esperanza.

                        Busco el consuelo
                        de mi hermano el álamo
                        y la paz de mi horizonte finito.

            Y es que Piedehierro siempre nos atrapa y no transporta, nos eleva en su melancólico sueño, un lugar inaccesible donde habla de sus ”miedos y vivo desconsuelo”; de sus soledades, pinceladas en maravillosas tonalidades inquietas y, con cada una de sus frases te va envolviendo en un vértigo de agua, un fluido cadencioso en el que todo acto creativo se ilumina e inmortaliza.
     



                                                                       Prólogo: M.ª José Fernández Sánchez.








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